Favorecer el diálogo entre los pueblos a través del deporte. Esa es una de las finalidades que siempre nos han contado tiene la celebración de los Juegos Olímpicos. Por eso no alcanzamos a entender qué demonios estaban pensando los miembros del COI cuando hace 7 años eligieron a Pekín para la celebración de los Juegos de este 2008. Cierto es que para conseguir la designación, las autoridades chinas se comprometieron a realizar mejoras concretas en el terreno de los Derechos Humanos en su país. Pero ya de entrada un estado que es consciente de que tiene que realizar mejoras en este sentido, no parece el más idóneo para representar el “espíritu olímpico”. Pero claro, no faltaron las voces de los bienpensantes que aseguraron que los JJOO iban a permitir mejorar la situación de represión en China… Y ya lo estamos comprobando; estamos viendo cómo el gobierno pekinés (con perdón para la raza perruna por el agravio comparativo) está repartiendo a diestro y siniestro el espíritu olímpico a base de “leches” entre los jodidos manifestantes que no tienen otra cosa que hacer que pedir una miajica de libertad en el tibet. ¡Serán cabrones! ¿Para qué querrán tanta libertad? Vamos, lo único que faltaba era que esa pandilla de peligrosos monjes consiguiera que China dejara en paz a su pequeño país a las faldas del Himalaya que invadieron brutalmente hace 58 años, para que otra vez puedan practicar libremente su cultura, su religión y expresar sus ideas... ¡Habráse visto! Lo que sí está claro es que el gobierno chino está muy preocupado por la integridad física de los periodistas internacionales ya que en cuanto hay algún meneo, rápidamente les prohíbe acercarse a las zonas de conflicto no vaya a ser que les pase algo (como ser testigos del asesinato de más de cien manifestantes durante las últimas revueltas). Quizás por precaución las autoridades también tienen muy controlado el acceso a algunas páginas de Internet, no sea que la población china se infecte con algún peligroso virus (como el “gusanillo” de la libertad, que ese sí que es contagioso).
Son muchas las ONG (Reporteros sin Fronteras, Human Rights Watch, Amnistía Internacional…) que exigen al COI y a la comunidad internacional una respuesta firme contra el gobierno chino por todo lo que está pasando, porque las cifras que se conocen son realmente alarmantes: “Entre 2.500 y 3.500 tibetanos hacen el peligroso camino a pie a través del Himalaya para exiliarse al Nepal y a India cada año*. La ocupación china supone un verdadero genocidio para el pueblo tibetano, pues 1.200.000 tibetanos ya han sido asesinados, 6.000 templos y monasterios han sido destruidos y actualmente más de 130.000 tibetanos viven en el exilio mientras 8 millones de chinos han colonizado un país de 6 millones de habitantes”. De hecho desde su exilio en la India el Dalai Lama (y premio Nobel de la Paz) ha hecho un llamamiento internacional para recibir ayuda, porque en caso contrario “la cultura tibetana desaparecerá en menos de quince años".
Pero vista la nula reacción de las naciones, excepto la tibia amenaza del Presidente francés, mucho me temo que lo que vamos a ver este verano serán nuevas modalidades de disciplinas deportivas que incluirán, entre otras, el Asalto de Altura (por lo del Himalaya), Lanzamiento de Monje o Lucha Censurada (porque lo de lucha libre puede ser muy fuerte para el gobierno chino).
* Interesante leer el libro de Javier Moro Las montañas de Buda, que cuenta la historia del Dalai Lama y de dos religiosas tibetanas en su huida de la represión china.
Moisés Chacón
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